Entrevista a Beltrán Roca Martínez. Presentación del libro “Anarquismo y Antropología” para el Ateneo Libertario Manuel Rodriguez.
Marzo/2009
Beltrán Roca Martínez, es Profesor de Antropología del Centro Universitario de Estudios Sociales, adscrito a la Universidad de Cádiz, e investigador del grupo de investigación GEISA (Grupo para el estudio de las Identidades Socioculturales en Andalucía), de la Universidad de Sevilla. Es vocal de la Asociación Andaluza de Antropología. Ha escrito varios capítulos de libros y artículos para revistas como Nómadas, REDES, Voluntas y Anarchist Studies. Todos ellos relacionados con temas sobre asociacionismo, movimientos sociales, ONG y sindicalismo. Es militante de la CNT y colabora con diversas asociaciones y movimientos, muchos de ellos de carácter anarquista.
PREGUNTA: Anarquismo y Antropología. ¿Cómo y por qué surge este libro?
BELTRÁN: Este libro es la expresión de un esfuerzo por poner sobre la mesa los lazos que han unido y unen la antropología con el anarquismo. Desde que comencé a estudiar antropología me he encontrado autores que mostraban ideas completamente antiautoritarias que compartían y enriquecían el pensamiento anarquista, como Pierre Clastres o James C. Scott. El primero, en La Sociedad contra el Estado, por ejemplo, describe cómo los pueblos primitivos desarrollaron mecanismos para evitar que el poder se convirtiera en dominación. El segundo, en Seeing like a State, desarrolla una especie de teoría anarquista del conocimiento, postula que cualquier intervención o proyecto tiende a fracasar si no cuenta con el conocimiento local, es decir, el saber de la gente corriente. Del mismo modo numerosos anarquistas han estado vinculados a la antropología, como Kropotkin o Reclus. Sin embargo, fue la lectura de Fragments of an Anarchist Anthropology de David Graeber lo que me hizo pensar en todo esto de manera más sistemática y lo que me empujó a buscar investigaciones de numerosos autores en esa misma línea. Posteriormente comencé a colaborar con algunos de ellos, de ahí este trabajo.
PREGUNTA: ¿Cómo se podría utilizar la antropología en la estrategia de movimientos sociales y sindicales?
BELTRÁN: Responder a esta pregunta sería muy extenso. Me limitaré a apuntar algunas cuestiones. En primer lugar, la antropología ofrece herramientas muy útiles con las que analizar la realidad. Conocer el mundo social es indispensable para poder transformarlo. De hecho, algunas corrientes postulan que la mejor prueba que podemos tener de haber comprendido la sociedad es haber sido capaz de transformarla. Algo hay de cierto en todo esto, y debe ser tenido en cuenta en los movimientos sociales. En segundo lugar, la antropología y su énfasis en lo que se ha venido a llamar “conocimiento local” nos invita a desarrollar una ciencia anti-autoritaria, no-vanguardista, es decir, a conocer la realidad sin imponer a los grupos subalternos las categorías de percepción de los grupos dominantes. La ciencia ha sido una forma de imposición del mundo letrado, urbano, occidental, sobre el analfabeto, rural, oriental. Es hora de cambiar esto, reinventar una ciencia alternativa alejada de los centros de poder.
PREGUNTA: Se echa de menos, el trabajo de las mujeres en este libro. Sabemos de tu crítica y preocupación por este asunto (me lo comentaste un día en el sindicato de El Puerto de Santa María ). Háblanos de la situación de las compañeras en el pensamiento y la actividad antropológica.
BELTRÁN: En el libro tan sólo contribuye una mujer, Karen Goaman, es cierto, pero si no hubiese sido por la aportación feminista a las ciencias sociales, nada de lo que ahí se lee se habría escrito. Este movimiento nos enseña, entre otras cosas, a cuestionar las categorías –machistas- con las que analizamos el mundo social. Igualmente, algunos se están preocupando por cuestionar las categorías –autoritarias- desde las que investigamos. Por otro lado, la presencia de las mujeres en la antropología goza de buena salud desde mi punto de vista, aunque tampoco me he detenido demasiado a analizar las relaciones de poder en el mundo académico en relación al género. No soy yo quien debería responder a eso.
PREGUNTA: También echamos de menos escritos tuyos en el libro. Para el que no lo ha leído todavía, decir que escribes la introducción y una traducción de David Graeber. Tu labor en este libro ha sido la de coordinación.
BELTRÁN: Exacto, mi intención en este trabajo no era publicar una investigación mía, sino divulgar las reflexiones e investigaciones de una muestra de antropólogos que apenas son conocidos en España. En estos momentos estoy en fase de preparación de investigaciones propias. En concreto, estoy terminando junto a David Florido del Corral y José Luis Gutiérrez Molina un trabajo sobre la lucha contra la reconversión de la construcción naval en Puerto Real. También tengo otros proyectos entre manos de los que por supuesto os tendré informados.
PREGUNTA: Tenemos compañeros y compañeras dentro del mundo libertario muy preparados a nivel académico. Y también vivimos un momento de desplazamiento, de esa hegemonía marxista en las instituciones académicas del Estado y una visible incorporación de anarquistas “sin complejos” en el mundo académico. ¿Qué opinión e información tienes sobre este asunto?
BELTRÁN: Creo que el movimiento anarquista esta madurando tremendamente. Uno de los signos de esa maduración es su creciente implantación en los ámbitos universitarios. Cada mes me llega información de seminarios, tesis doctorales, revistas científicas, publicaciones, redes académicas, etc., relacionados de una manera u otra con el anarquismo. Poco a poco, sin hacer mucho ruido se está viendo que nuestra voz merece ser oída. Varios factores confluyen en ese proceso (crisis del marxismo, rebelión al dogma neoliberal, práctica de nuevos movimientos sociales, etc.), pero el resultado es que nos encontramos ante un reto muy atractivo: enriquecernos a la vez que enriquecer la teoría sociológica. Esto unido a otras dinámicas sociales se está traduciendo en un mayor papel social del anarquismo.
PREGUNTA: Piensas que estos compañeros y compañeras deberían participar más en las actividades que llevan a cabo los obreros y obreras, campesinos y campesinas. Asumir la responsabilidad de asesorar, formar y luchar junto a ellos. Hacer una especie de alfabetización proletaria del siglo XXI.
BELTRÁN: Si algo puede aportar la antropología es que no vale de nada que un científico ilustrado se proponga “alfabetizar a las masas proletarias”. Me explico. El científico lo primero que debe hacer es “alfabetizar se él” en los conocimientos locales, en los saberes de esas obreras y campesinas (tampoco debemos olvidar que el científico es también un obrero más, precario en muchas situaciones). Sólo así será posible emprender acciones colectivas que funcionen y mejoren nuestras condiciones de vida. El científico carece de una cosa: conocimiento práctico; eso es precisamente lo que tiene la gente y es lo que hace que las cosas funcionen. Como vemos, la relación entre teoría y práctica no es como nos han enseñado. Por eso debemos repensar el papel del científico aprendiendo de la antropología. Sin ir más lejos, ha sido la práctica de los movimientos sociales (obrero, feminista, antinuclear, ecologista…) la que ha hecho avanzar históricamente al pensamiento científico y no al revés. El científico social, paradójicamente, tiene más que aprender que enseñar.
PREGUNTA: Hemos percibido, los que te conocemos en alguno de los compromisos que llevas a cabo a nuestro lado, tu optimismo y combatividad. ¿Cómo podríamos combatir el pesimismo y derrotismo que abunda en la clase obrera?
BELTRÁN: El pesimismo y el optimismo son actitudes vitales. Yo aprendo y he aprendido de las personas que he tenido a mi alrededor y me han inspirado: militantes como Juan Ceballos o Antonio Moragues; académicos como Félix Talego o Isidoro Moreno; y militantes académicos como José Luis García Rúa o David Graeber. Para mi son y han sido una referencia (ellos y muchos otros compañeros que no son tan conocidos). De todos ellos he aprendido que la lucha por la justicia y la libertad es acumulativa cuando se hace bien y de manera organizada. Poco a poco, con esfuerzo, se van cosechando pequeños éxitos que hacen posible otros nuevos, y convertimos nuestra vida en una sucesión de pequeñas revoluciones encaminadas a transformar radicalmente nuestro entorno en el presente y en el futuro.
PREGUNTA: Es el Anarquismo una alternativa al actual sistema. ¿Cómo te imaginas que sería una sociedad libertaria?
BELTRÁN: El anarquismo puede ser una alternativa al sistema actual. La antropología nos enseña que el Estado es un invento extremadamente reciente y nocivo, que la mayor parte de la historia de la humanidad hemos vivido en pequeñas comunidades, muy igualitarias y ecológicamente sostenibles. No hay motivos por los que sea imposible vivir en anarquía. Eso sí, está claro que una sociedad libertaria no estará exenta de problemas, de poder, de conflicto. Para mi, el mejor retrato de esa sociedad aparece en la novela Los desposeidos de Úrsula k. Le Guin, en la que ser anarquista a veces consiste en rebelarte contra las propias estructuras “anarquistas”. Cuando leí esa novela me pareció que estaba leyendo mi propia vida.
PREGUNTA: Todos y todas los que no venimos de familias o entornos donde se hablara y conociera el movimiento anarquista, sabemos de la dificultad que encuentran los jóvenes para no caer en la propaganda mal intencionada que recibe el anarquismo. ¿Cómo la definirías tú y que tienes que decir referente a esta manipulación?
BELTRÁN: El desconocimiento respecto al anarquismo es enorme. Desde el poder ha sido asociado a violencia, irracionalidad, rebeldía juvenil, extremismo (cuando en realidad no hay nada más extremo que el capitalismo, que condena a millones a morir de hambre). Si a eso le sumas que nosotros mismos muchas veces hemos alimentado esa confusión relacionando el anarquismo con estilos de vida contraculturales, el panorama ha sido desolador. Afortunadamente, poco a poco estamos saliendo de ese círculo vicioso. Especialmente a partir de la práctica seria de CNT en el plano sindical, de los movimientos sociales y de contrainformación en el plano social, y de la actividad investigadora en el plano científico, el anarquismo está madurando, y cada vez goza de más simpatías. Cuando uno tiene autoridad moral (por ser una referencia para un grupo de trabajadores, por haber realizado estudios rigurosos, etc.) la gente es mucho más receptiva a lo que dices. Lo que no podemos es empezar la casa por el tejado. Todavía debemos ganarnos esa autoridad moral.
PREGUNTA: Háblanos de las herramientas identitarias del anarcosindicalismo; Asambleismo, Acción Directa, Antiautoritarismo, el Apoyo Mutuo, etc. Palabras y acciones para nosotros y nosotras irrenunciables ( y en mayusculas).
BELTRÁN: Lo hermoso del anarcosindicalismo para mi es que esas palabras se llenan de contenido, se materializan, pasan a ser cosas. Y cuando uno está en CNT es casi como si viviera en una sociedad basada en esos principios. Es indescriptible la sensación de haber conseguido una victoria sindical con los compañeros, de ver a un trabajador al que has ayudado ayudar a otros trabajadores, de comprobar cómo el ethos asambleario se pone en la práctica en una sección sindical, cómo un trabajador se siente fuerte por el respaldo del sindicato y planta cara al patrón. Claro que CNT no tiene la patente de esos principios, pero desde luego es el lugar que he encontrado en el que se dan de manera más clara al mismo tiempo que se construye una poderosa herramienta de transformación aglutinando a la gente. Al fin y al cabo el trabajo es en este momento la causa mas inmediata y brutal de infelicidad (y como consecuencia de resistencia).
PREGUNTA: Como ves las “diferentes” formas de hacer anarcosindicalismo. Crees que para que haya una verdadera acción anarcosindical se debe hacer una “clase” de anarcosindicalismo en particular y única.
BELTRÁN: Para mi anarcosindicalismo es lo que hace CNT en muchas ciudades del estado español. Otras organizaciones se dicen a sí mismo anarcosindicalistas, no tengo nada en contra de que se autodenominen como les parezca. Lo que está claro es que el modelo sindical de CNT es distinto al de otras organizaciones, por su independencia de subvenciones, su énfasis en la democracia de base a través de las secciones sindicales, la preeminencia de la acción directa, etc. Muchos trabajadores se están dando cuenta de esto, ven que este modelo les es más útil que otros para organizarse y defender sus intereses. Pero lo que está claro es que este modelo es más coherente, y por tanto más eficaz, con una finalidad revolucionaria. Esto no es algo nuevo, es algo que hunde sus raíces en la fundación de CNT hace casi cien años, en la que se fundieron el sindicalismo revolucionario y el anarquismo sindicalista.
PREGUNTA: ¿ Te gustaría dejar algún mensaje o responder a otra pregunta no formulada en este espacio de libertad y encuentro ?
BELTRÁN: No, sólo daros las gracias por concederme el honor de expresarme en vuestro espacio digital, desearos suerte en vuestras metas y ofreceros mi colaboración.
ATENEO LIBERTARIO MANUEL RODRIGUEZ: Ha sido un placer haber inaugurado nuestra sección de entrevistas contigo, compañero.
Salud y Anarquismo.
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mira quien es? el que me daba clases en jerez y no me dejaba sacar la maxima nota en la asignatura. El tio este decia que los que no podian ir a clase solo podian conseguir como mucho un 8, y los que iban a clase un 10,
ResponderEliminary los que no podiamos ir a clase eramos los trabajadores, y ahora resulta que cuando sale de la clase se pone el disfraz de sindicalista anarquista y defensor de los trabajadores, yo pensaba que lo de la doble moral era para los políticos, pero veo que los que dicen que critican a los politicos tambien tienen una doble moral