domingo, 18 de octubre de 2009

Memoria del Dr. Pedro Vallina.

Hola amigas y amigos,

seguimos comentando, si os parece bien, las memorias de Pedro Vallina. Esta vez habla de Pi y Margall. Leamos a Vallina;

“ Pi y Margall falleció el 29 de noviembre de 1900. Había dado una conferencia en la Casa de Estudiantes. Siendo la noche fría, a la salida se sintió enfermo; se trataba de una bronconeumonía. La enfermedad fue corta y penosa, y Madrid recibió la noticia de la muerte del gran hombre con profundo pesar.

Salvochea tenía en poca estima alos tribunos de la primera República, a quienes culpaba de su fracaso. A Pi y Margall lo estimaba mucho, pero le atribuía falta de hombría con referencia al período republicano.

Aquella noche nos reunimos los compañeros en el Centro Federal para concretar nuestra actitud referente al entierro de Pi y Margall. El gobierno, temiendo desórdenes, había dispuesto que el cadáver del finado no fuese llevado al centro de la capital, sino que desde el barrio de Salamanca, donde habitaba, fuese conducido directamente al cementerio civil.

Salvochea marcó la pauta a seguir con estas palabras: “ Contra la voluntad de las autoridades llevaremos el cadáver a la Puerta del Sol y de allí a los barrios bajos, donde el pueblo nos seguirá y el homenaje puede resultar con la quema de algún convento por el alma de don Francisco”. A todos nos pareció bien el programa y nos separamos dispuestos a cumplirlo.

De buena hora nos dirigimos a la casa mortuoria, donde comenzaba a congregarse una multitud inmensa. Recuerdo habernos encontrado con Federico Urales y Pedro Corominas, que conversaban animadamente. Poco después de nuestro grupo de compañeros se destacó el equipo encargado de llevar a cuestas el féretro, a fin de burlar las disposiciones del gobierno.

Nunca he visto multitud tan numerosa rindiendo con tanto fervor tributo de admiración al recuerdo de una persona querida, a no ser en el entierro de Luisa Michel en París. Puede decirse que todo Madrid acudió a la emocionante cita. Arrancó la comitiva, y cuando llegamos a la Cibeles, los obreros que llevaban a cuestas el ataúd, anarquistas como queda dicho, en vez de dirigirse al cementerio tomaron por la calle de Alcalá arriba en dirección a la Puerta del Sol. El momento fue tan crítico como emocionante, pues mietnras los cordones de policía creyó más prudente evitar un choque en aquella circunstancia. Un policía intentó arrestar a Salvochea, pero salmerón y García, muy amigo suyo y que iba a su lado, lo evitó oponiéndose a ello resueltamente.

En la Puerta del Sol falló nuestro programa, separados unos de otros, llevados y traídos por el oleaje humano, el mar de gente se deslizó con el muerto bajando por la Carrera de San Jerónimo. Disgustadeo Salvochea, regresó a su casa, pero nosotros continuamos camino del cementerio.

Al pasar la manifestación por delante del Congreso de los Diputados, los padres de la patria salieron al vestíbulo, circunstancia que aprovechó el gentío para dirigirles toda suerte de improperios. Por mi parte les increpé dirigiéndome a Segismundo Moret, el más tieso y encopetado de todos. ¡¡¡ Sinvergúenza!!!, apostrofé, y el mastodonte Aguilera, gobernador civil de Madrid, me amenazó con el bastón al tiempo que me gritaba: ¿ Así respetáis la memoria del muerto?

Al anochecer se dio sepultura en el cementerio civil a los despojos de Pi y Margall ante una multitud silenciosa y compungida, silencio que rompió un obrero gritando: ¡¡¡ Viva la Anarquía !!!, que fue contestado por la concurrencia.

Por la noche, los compañeros nos reencontramos en el Centro Federal. Salvochea no ocultó su disgusto por lo incompleto que había quedado el programa del entierro. Pero, a no ser por los anrquistas, el cadáver del gran republicano habría sido conducido sigilosamente a su última morada.

En Tierra y Libertad publiqué yo una reseña de lo ocurrido durante el entierro, y Eduardo Barriobero dedicó un número extraordinario de su revista Germinal, en homenaje a la personalidad de Pi y Margall, destacándose un artículo de Roberto Casrovido."


Bueno colegas esto es todo por ahora, espero que os haya gustado y ayudado a reflexionar un poco sobre la historia de los movimietnos obreros y anarquistas de nuestra historia. La del pueblo.

Salud y A

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