viernes, 24 de abril de 2009

SEGUIMOS CON BAKUNIN Y LA CIENCIA...

Nosotros reconocemos, pues, la autoridad absoluta de la ciencia, porque
la ciencia no tiene otro objeto que la reproducción mental, reflexiva y todo lo
sistemática que sea posible, de las leyes naturales inherentes a la vida tanto
material como intelectual y moral del mundo físico y del mundo social; esos dos
mundos no constituyen en realidad más que un solo y mismo mundo natural.
Fuera de esa autoridad, la única legítima, porque es racional y está conforme a la
naturaleza humana, declaramos que todas las demás son mentirosas, arbitrarias,
despóticas y funestas.
Reconocemos la autoridad absoluta de la ciencia, pero rechazamos la infabilidad y
la universalidad de los representantes de la ciencia. En nuestra iglesia -séame
permitido servirme un momento de esta expresión que por otra parte detesto; la
iglesia y el Estado mis dos bestias negras-, en nuestra iglesia, como en la iglesia
protestante, nosotros tenemos un jefe, un Cristo invisible, la ciencia; y como los
protestantes, consecuentes aún que los protestantes, no quieren sufrir ni papas ni
concilios, ni cónclaves de cardenales infalibles, ni obispos, ni siquiera sacerdotes,
nuestro Cristo se distingue del Cristo protestante y cristiano en que este último es
21
un ser personal, y el nuestro es impersonal; el Cristo cristiano, realizado ya en un
pasado eterno, se presenta como un ser perfecto, mientras que la realización y el
perfeccionamiento de nuestro Cristo, de la ciencia, están siempre en el porvenir, lo
que equivale a decir que no se realizarán jamás. No reconociendo la autoridad
absoluta más que ciencia absoluta, no comprometemos de ningún momento
nuestra libertad.

BAKUNIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario